“Nos incumbe por tanto la responsabilidad del cambio. Debemos empezar por nosotros mismos, aprendiendo a no cerrar prematuramente nuestras mentes a lo nuevo, a lo sorprendente, a lo radical en apariencia. Esto significa luchar contra los asesinos de ideas que se apresuran a matar cualquier nueva sugerencia sobre la base de su inviabilidad, al tiempo que defienden como práctico todo lo que ahora existe, por absurdo, opresivo o inviable que pueda ser” Alvin Toffler
miércoles, 12 de enero de 2011
Copei: El Partido que se Negó a Morir
“Los muertos que vos matasteis Gozan de buena Salud”
65 años después.
En la década de los cincuenta (50), todo se resumió a luchar contra la dictadura y conquistar la democracia, la unidad se consolido en las cárceles y mazmorras, la represión y la tortura galvanizaron los principios. A dios rogando y con el mazo dando. Un 23 de Enero el sátrapa huía con las alforjas llenas de dinero, su amor por la patria, su nacionalismo se contentaba con un puñado de dólares en el exilio.
En la década de los sesenta (60) él país avanza lentamente con un proyecto político compartido por todos los sectores sociales, incluyente, la democracia, la libertad, la igualdad ante la ley, el ascenso social son valores fundamentales que permiten derrotar militar y políticamente la insurrección guerrillera, la invasión Cubana, los golpes de estado. Venezuela se moderniza, somos ejemplo de democracia en un continente plagado de dictaduras y fuertes confrontaciones políticas. Betancourt, Leoni, Caldera constituyen el tridente que consolidan la propuesta democrática y enfrenta con éxito la influencia de la “Revolución Cubana”
En la década de los setenta (70) se hacen realidad las promesas inconclusas de la revolución del año 45, se nacionalizan las industrias básicas, se cortan las cadenas que nos atan al imperio, el excremento del diablo en la voz de Pérez Alfonso es ahora nuestro. Pero, las sucesivas crisis petroleras, los abundantes recursos indigestan la sobreprotegida y cepalista industria nacional, se diluyen los controles, la corrupción expande con avidez sus tentáculos y la extremada dependencia y debilidad de la economía nacional cobran su precio.
No se siguió la receta que todos aconsejaban “Sembrar el Petróleo”, se construyeron represas, universidades, puentes, urbanizaciones pero no se desarrollo el aparato productivo, no se desataron las capacidades productivas del pueblo, no nos convertimos en un país de propietarios, se profundizo el rentismo, se fortaleció el centralismo y el caudillismo renació de sus cenizas. Luis Herrera, Lusinchi es como tú, Caldera, Pérez, certifican la crisis de un modelo de desarrollo basados en un modelo de estado poderoso y filantrópico. De un gigante con pies de barro, un ogro filantrópico, obeso, cansado y parapléjico.
En la década de los ochenta (80) se construye el metro, se continua viviendo la ilusión de armonía. Los vaivenes de los precios del petróleo anclan la economía a sus caprichos, de las buenas intenciones de Luis Herrera pasamos a la Bohemia de Jaime Lusinchi, se agotan las reservas, se congela la renovación, la democracia interna y las posibilidades de futuro para varias generaciones de dirigentes políticos, regresan los viejos líderes para enfrentar los problemas de un sistema que hace agua por todos lados.
Y cuando se tiene que apelar a la sensatez, a la inteligencia, a la madurez y el sacrificio de un pueblo que no siente en sus dirigentes verdaderos propósitos de enmienda y sacrificio compartido, el descontento y la insatisfacción presagian la tormenta. La crisis bancaria y la devaluación explotan con fuerza ante la sorpresa e indignación de los ta´barato dame dos. Los partidos tradicionales agonizan lentamente.
En Venezuela de los noventa (90) corren tiempos tomentosos, insurrecciones, golpes de estado, sacudones, manifestaciones, protestas, la anti-política y la abstención se apoderan del país. Un odio sordo corroe las entrañas del país, la venganza, la intolerancia y el resentimiento se incuban en la crisis de la madurez del sistema democrático, los cuarenta (40) años que pudieron significar tiempo de rectificación, cambio, ponderación, evaluación, implicaron lo contrario la disolución progresiva de un modelo de vida. La abundancia de dinero propicia la ruptura de los límites, principios y valores.
La democracia se diluye y se pierde lo que tan duramente hemos conquistado. Los intentos de transformar el modelo centralista, cogollerico, rentista con la modernización del estado, la elección de alcaldes y gobernadores, la democratización de los partidos, no son suficientes, sólo prolongan la penosa agonía. Pérez no logra terminar su segundo periodo, fracasó en su propuesta de modernización económica, su mesianismo no fue suficiente para cambiar los paradigmas existentes en el país. Caldera se aleja del partido originario, funda otro y alcanza su segunda nominación presidencial, apenas con la fuerza suficiente para evitar la temida y anunciada guerra civil, la confrontación definitiva de las clases sociales, la transición transcurre al lento y pesado ritmo del ancien régime. Por ahora es la amenaza de la filosa guillotina.
En la ya larga década de los dos mil (2000), en los inicios de la nueva era, se anuncia el Apocalipsis. El Armagedón llega barriendo la constitución del año 61. El Santón de Sabaneta anuncia con voz de trueno el fin de todos los males, La tierra tiembla ante él aviso de la construcción del Paraíso en la tierra. De las manos de cubanos, Corea del Norte, Los Chinos, contando como aliados a la FARC y la ETA se inicia la construcción del socialismo del siglo XXI. Por fin el sueño de Bolívar se hará posible.
En sus delirios Chávez se ve empuñando la gloriosa espada libertadora. Los ejércitos populares harán morder el polvo de la derrota al tigre de papel, los EEUU serán liberados por sus antiguos esclavos, el oprobiosos y voraz capitalismo será demolido hasta el último de sus cimientos. Chávez cuan Noé moderno conducirá el arca preñada de hombres y mujeres nuevos a un mejor destino, cuando se desaten las fuerzas naturales que acabaran con los vicios y pecados con los que el infernal capitalismo ha sembrado en los pueblos del mundo. Los pobres lo único que tiene que perder son sus cadenas. Sus sueños por fin se harán realidad. Los colectivos amenazan con una orgia de sangre liberadora.
Pero, los ansiados cambios resultaron sueños efímeros, la Revolución nació preñada de los vicios y males que decía combatir, la corrupción carcomió lentamente su ser, la ineficiencia hizo metástasis, la locura signo su desarrollo, terminando en una gran ópera bufa, en un sainete plagado de absurdos. De la década perdida pasamos a la década infértil, este régimen se ha constituido en un monumental despilfarro de dinero y oportunidades.
No pudo ni siquiera imitar a la revolución China con su gran salto hacia adelante, con la tesis “No importa el color del gato, con tal que cace ratones”. Las fabricas se paralizaron, las vacas dejaron de parir y producir leche, las cosechas no se dieron o perdieron, el rentismo se acrecentó, la agricultura de puertos se exponencia, los sueños de libertad, independencia y desarrollo se estrellaron en los malecones de la tozudez de imitar el modelo fidelista.
Pura grandilocuencia, cadenas, discursos y palabras, cero producción de riqueza y desarrollo económico. Pura voluntad y esperanza y nada que llevar a la boca para saciar la pura y simple hambre. Sin esperanza de un techo para cobijarse. Azotados por la violencia y la inseguridad.
Hoy Copei tiene una segunda oportunidad ante tan monumental fracaso. Es tan pésima la gestión, tan magros los resultados del actual régimen que al volver la vista a atrás resultamos una esperanza veraz, una oferta concreta. Lo poco o mucho que como partido hemos podido hacer resultan extraordinarios ante tan demencial obra de gobierno. Nos corresponde en consecuencia mostrar propósito de enmienda, demostrar que aprendimos seriamente de los errores cometidos.
Para ello iniciamos los cambios con la renovación democrática de nuestras autoridades, estamos dispuestos a asumir nuestra cuota de sacrificio y empeñados en aplicar y poner en práctica nuestros principios,experiencia y calidad, valores e ideales. Ratificamos nuestro compromiso con el pueblo humilde y trabajador. Mayor y mejor democracia, profundizar la descentralización, conservar lo bueno desechar lo malo.
Tarjeta única. Primarias para la elección de los cargos, constitución de los Frentes Amplios de Defensa de la Constitución del año 99, de la libertad y la democracia. Hoy somos Futuro.
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