“Nos incumbe por tanto la responsabilidad del cambio. Debemos empezar por nosotros mismos, aprendiendo a no cerrar prematuramente nuestras mentes a lo nuevo, a lo sorprendente, a lo radical en apariencia. Esto significa luchar contra los asesinos de ideas que se apresuran a matar cualquier nueva sugerencia sobre la base de su inviabilidad, al tiempo que defienden como práctico todo lo que ahora existe, por absurdo, opresivo o inviable que pueda ser” Alvin Toffler
martes, 5 de enero de 2010
Copei en el siglo XXI.
Copei en el siglo XXI.
64 años de Historia.
Tiempo de Rectificaciones y Cambio
"Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por el Socialismo del siglo XXI, cuando piensa que este régimen no es capaz de darle de comer, proporcionarle seguridad, combatir la corrupción y garantizarle libertad"
Ciertamente el proceso de descalabro institucional, anomia social, incremento de la pobreza estructural, desintegración moral y ética, destrucción del aparato productivo nacional no comenzó, con el arribo al poder del presidente-comandante Chávez. Pero, está claro luego de 11 años de desgobierno que la magnitud de la crisis por la que atravesaba la sociedad y la economía nacional en su conjunto, que justificaron de alguna manera las intentonas golpistas y facilitaron el asenso al poder del oscuro teniente militar golpista por la vía electoral, lejos de solucionarse se han agravado exponencialmente.
El sistema productivo se debilitó en mayor proporción: padecemos la inflación más alta de América latina, somos cada más dependientes y menos autosustentables, el peso de la contribución de la industria petrolera y la dependencia casi exclusiva del gasto público lejos de disminuir se incrementó. El sueño acariciado por generaciones de venezolanos de ver convertidas las reservas extraordinarias de petróleo, los recursos minerales, la extraordinaria ubicación geográfica, las innegables ventajas comparativas en poderosas palancas del desarrollo, de transformar recursos valiosos pero escasos y no renovables en el ariete que nos permitiría derribar las barreras del atraso, el subdesarrollo y la pobreza se aleja cada vez más bajo el actual régimen.
El rentismo, el populismo, la mono producción y la dependencia excesiva de la exportación de materias primas, el centralismo, el estatismo, el militarismo, los males endémicos que han imposibilitado la incorporación efectiva a la modernidad, al siglo XXI, al concierto de países prósperos, productivos de la nación venezolana, han crecido a la par de la corrupción y la creciente violencia y lo más tenebroso es que está situación se ha producido luego que Venezuela ha conocido la bonanza petrolera más extraordinaria de toda su historia. Más de mil millones de dólares de ingreso, más de diez años de mandato ineficaz e improductivo son el poderoso karma que la crisis del modelo democrático de los años 90, la antipolitica y el descalabro de los partidos políticos le heredan a las siguientes generaciones de Venezolanos.
El Presidente Chávez se ufana en su crasa ignorancia, en su ceguera ideológica, de desconocer la compleja y competitiva realidad del globalizado mundo contemporáneo, pavonea con orgullo por gastar abundantes recursos en la compra de armas. Se explaya de invertir el tiempo que debe dedicar a gobernar, a solucionar los urgentes problemas de la sociedad venezolana, en la búsqueda obsesiva y paranoica de nuevos enemigos, en liderizar propuestas anti-civilizatorias. Olvida que la prioridad es la inversión social, que el desarrollo de la educación, la ciencia, la tecnología, la cultura, la inteligencia, son los verdaderos instrumentos liberadores de la pobreza y el subdesarrollo, no ha entendido que su atrasada visión geopolítica y bravucona nos alejan cada vez más de las grandes metas de la humanidad, la paz, el bienestar y la integración transversal del hombre con su entorno y el ambiente. Obvia que la superación efectiva de las inequidades sociales está de la mano de una mejor y mayor confianza en las instituciones, del equilibrio de los poderes, de la descentralización y de la existencia de un justo, confiable y recto mecanismo judicial. Que la paz esta de la mano de la libertad y el diálogo.
Su visión del “Socialismo del Siglo XXI”, está en contravenida de lo que ha sido la experiencia de la humanidad desde el finalizado siglo XX. Hoy a veinte años de la caída del Muro de Berlín, resulta insólito hacer suyas, sin la revisión crítica necesaria, las banderas y propuestas que fracasaron tan estruendosamente. Obviamente, no todo es de la exclusiva responsabilidad del Héroe de Sabaneta de Barinas, a la dirigencia opositora, a los partidos, a la sociedad civil, a todos los demócratas nos corresponde una cuota parte de la culpa. Ciertamente los caídos en el combate por la libertad, los exiliados, los presos políticos, dan dura cuenta de diez años de incesante resistencia, en la cual sectores importantes de la sociedad y los partidos políticos han aportado su cuota de sacrificio para intentar evitar la continuidad de una propuesta retrógrada y demodé.
Pero, son innegable los errores tácticos y estratégicos cometidos a lo largo de estos penosos 11 años, cero parlamentarios, pocas alcaldías, cuatro gobernaciones son apenas el producto de unas fuerzas democráticas que han logrado mantener, en contra de todos los pronósticos y con inmensas dificultades, un promedio de alrededor 40% del voto opositor a lo largo de todo el periplo Chavista. Pero estos resultados no se han trasformado lamentablemente en cuotas de poder real, los pocos diputados existentes son producto de la disidencia del propio chavismo y el premio gordo fue la disminución efectiva de sus competencias y de su presupuesto, luego de haberla conquistado con alrededor de 800.000 votos de la Alcaldía Metropolitana.
Copei, un partido histórico, con 64 años de existencia, 3 períodos presidenciales, cofundador de la democracia en Venezuela le impiden rehuir sus responsabilidades y lo obligan a renovar diariamente su compromiso para cambiar sustantivamente la actual grave situación del país. Para ello debe renovarse estructural y programáticamente, actualizarse, modernizarse, pero manteniendo firme su esencia honesta, democrática y humanista. Debe dar demostraciones prácticas de idoneidad, eficiencia, de sujeción a los principios y valores que lo sustentan. Debe ejercer en lo interno los principios democráticos que el régimen sistemáticamente vulnera, para así tener la autoridad moral de exigir su aplicación a la sociedad en su conjunto. La unidad que exigimos puertas afuera debe ser la norma puertas adentro. Debemos pregonar con el ejemplo y el testimonio que somos diametralmente distintos al régimen que pretendemos substituir, por supuesto sin abandonar nuestros compromisos sociales, sin desdibujar nuestra vinculación con los sectores populares y productivos, sin olvidar nuestras raíces, sin romper nuestros principios democráticos.
El ejemplo que Copei puede exhibir con orgullo, del testimonio que legan a la posteridad nuestros dos ex presidentes fallecidos, sus gestiones gubernamentales, su vida magra y sencilla, su honestidad a toda prueba constrastan con la riqueza obscena y mal habida que pregonan y exhiben sin pudor funcionarios de menor cuantía del actual régimen. El contraste entre recursos manejados y obras realizadas en las gestiones públicas está sobradamente a favor de la administración de los ex presidentes copeyanos. Ciertamente se cometieron errores y omisiones, muchas promesas y propuestas quedaron en el tintero, no pudieron ejecutarse, pero el balance histórico sigue siendo favorable, la paz, la reconciliación, la pacificación impulsada en sus gobiernos dan muestra de la tolerancia y respeto a los valores democráticos que este régimen sistemáticamente vulnera y desconoce.
El presente nos demanda trabajo esfuerzo, sacrificio y coraje, el futuro nos exige no actuar como la Mujer de Lot so pena en convertirnos en estatuas de sal, no podemos continuar prisioneros de nuestro pasado, nos corresponde aprender de él, es imperativo superarlo fieles a nuestra tradición histórica, pero flexibles y abiertos a los cambios y exigencias de los tiempos modernos. Los retos que plantea la superación de los graves problemas no resueltos en la sociedad y la economía venezolana implica la convocatoria amplia a nuestros mejores talentos y profesionales, requiere de la unión sincera de los mejores hombres y mujeres de todas las edades para enfrentar con éxito los retos planteados, haciendo énfasis en las nuevas generaciones de ideas, propuestas y planteamientos, abiertos a los cambios y en consecuencia con nuestros principios y valores democráticos.
Hoy con mayor urgencia que ayer, asumimos el compromiso de superar la pobreza, la inequidad, la exclusión, de corregir los graves errores que este tenebroso régimen heredará a la Venezuela contemporánea. El reto a corto plazo es el de superar la debilidad institucional y fundamentalmente de mantener vivas las premisas de justicia social, de desarrollo con equidad y respeto del medio ambiente. La tolerancia, el respeto a las ideas del otro y la búsqueda de la paz son compromisos ineludibles. Devolver la seguridad personal y jurídica será una tarea titánica, pero exige ser asumido con firmeza y generando los consensos sociales necesarios. El perdón forma parte consustancial de nuestro programa, pero solicitaremos el castigo justo y ejemplar de los culpables de los desmanes cometidos en perjuicio del patrimonio nacional. Revisar con detalle el complejo y enrevesado legado legislativo del actual régimen es la prioridad principal, para separar el trigo de la paja, lo bueno de lo malo y dotarnos de un marco legal y constitucional acorde a los nuevos tiempos que le corresponderá transitar el país.
El Futuro es nuestra construcción y Copei está obligado a practicar la democracia que defiende, a asumir el costo que significa comprometerse con las ideas, principios y valores que la sustentan. Corren tiempos difíciles, la sociedad demanda cambios y resultados y Copei está comprometido con ellos. Unidad, democracia, sensibilidad social, coraje, principios, son las herramientas necesarias. Bienestar, desarrollo sustentable, éxito, progreso, equidad, son los resultados que Venezuela disfrutará.
Carlos Melo y Ángel Cacique
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